PENUMBRAS – FANTASMAS – RESIDUOS.

LOS VIDEOS DE GUSTAVO ZALAMEA

Fernando Zalamea(*)

  

Gustavo Zalamea (1951-2011) fue un artista integral. Notable dibujante y extraordinario pintor, exploró también con suma fuerza el grabado y la litografía, la diagramatización (pancartas políticas, afiches publicitarios, maquetas de periódicos y revistas, ilustración gráfica, mapas conceptuales), las instalaciones y el video. En esta corta nota nos concentraremos sobre sus videos, uno de los aspectos menos conocidos de su obra, donde las penumbras, los fantasmas, los residuos, gobiernan un espacio sofisticado, lleno de estratos, veladuras, sombras. Como lo indica Zalamea en unos apuntes inéditos a su video TRANZ (2007-2009):     

En TRANZ se "habla" –el audio es apenas comprensible, con un sonido manipulado y distorsionado– de la modernidad y sus crisis, en torno a un juego de ajedrez y a unos personajes semi-disparatados que se encuentran en ocasiones frente al tablero. No existe más que el esbozo de una trama narrativa y, aunque por momentos se insinúe un relato, los fragmentos no cazan y la armazón es endeble. Sólo pueden quedar flotando algunas imágenes, como los restos de un naufragio. Cierta permanente perturbación, permeada por el humor y por un intento de deconstruir la figura del artista, está presente en el video (...)[1]

 

La búsqueda de Zalamea está bien definida por algunos de los términos en juego en su "racionalización" de TRANZ –distorsiones, disparates, esbozos, insinuaciones, fragmentos, flotaciones, restos, perturbaciones, deconstrucciones–, y resulta claro que esa estrategia de aproximación velada a lo penumbroso, lo fantasmal y lo residual gobierna, de modo más general,  los trabajos de Zalamea en video (y, en buena medida, de su obra entera).

1. Penumbras 

La obra de Gustavo Zalamea se sitúa consistentemente en los linderos de lo visible y lo invisible, lo nítido y lo vago, la luz y la sombra. En los bordes entre lo que percibimos y lo que se nos escapa, el artista realiza su tarea más duradera al acercarnos a aquello que no podemos, o no sabemos, observar. En su exposición Umbra (2006), diversas fotos muestran a Zalamea dibujando, y en realidad acariciando, algunos de sus íconos fundamentales, proyectados sobre una pared manchada (el muro donde Zalamea situaba y trabajaba sus grandes telas): el trasatlántico naufragando con el Congreso en la Plaza de Bolívar, el dibujante redibujando a los pintores románticos, las presencias del estudio del artista incitando a entender la estructura arquitectónica del arte, las sombras de sus amores cubriendo mapas quebrados, sus perros collies sosteniendo un diálogo de lealtad y cariño con su amo, los reflejos de Marta Traba guiando al vidente, etc. En todos estos casos, la penumbra –ese umbral intermedio entre luz y sombra– es el lugar natural donde viven las imágenes del artista.

En los cortísimos videos Proyecciones – TRANZ/UMBRA (6 x 15'')[2], las fotos compuestas de Umbra se presentan en su emergencia dinámica original, y vemos a Zalamea trabajando sobre los grandes románticos que siempre conmovieron su ser más íntimo: Böcklin, Friedrich, Géricault. Las transposiciones –de la obra maestra inicial a su calco, su proyección, su intervención, su caricia– gobiernan el actuar del artista. Más que los objetos "en sí" (con las consiguientes problemáticas irrelevantes del "original" y la "copia"), lo que interesa son los procesos de apropiación y transformación del arte. El TRANS se convierte en el prefijo esencial de la obra de Zalamea, así como se ha convertido en el prefijo característico de nuestra época (la "Transmodernidad",  siguiendo a Rosa María Rodríguez Magda, allende dudosas variantes de un mal llamado "Post"Modernismo). Con su siempre fina ironía (uno de los placeres intelectuales de Zalamea era su distancia, su humor corrosivo, aplicado a todos, en particular a él mismo), se obtiene la ecuación "TRANS = TRANZ = TRANz", con la "z" minúscula que evoca su apellido así como la estrecha simbiosis con su hijo Julián, camarógrafo, realizador y editor de la mayoría de los videos "zalameanos". El salto de la "s" a la "z" es indicativo de esas perturbaciones, permeadas por el humor, que tanto gustaban al artista. Yendo más allá, Zalamea no alcanzó a tener el tiempo para poder aprovechar y editar sus otros cortísimos videos Manaos (4 x 10''), donde, después de un profundo viaje por el Amazonas, perdió la vida. No obstante, las imágenes de la antena del barco, la canoa arrastrada que deja surcos en el río, la vista frágil del puerto, la constante lluvia (que generaría su pulmonía), evocan todas ese transcurrir de las cosas, ese constante trasegar penumbroso de la vida que el artista quería intentar atrapar al vuelo.

Las 12 Fugas (Fragmento) (3')[3] ofrecen un ensamblaje de cortos videos tomados en Cartagena, a los cuales hay que añadir Bocas de Ceniza (2')[4] filmado en la desembocadura del Magdalena. Desde muy joven, Zalamea tuvo una verdadera fascinación con los ríos, esas masas de agua en movimiento que convocan lo metamórfico, lo constantemente transformativo (las Metamorfosis de Ovidio aparecen como epígrafe del video), y ya en sus últimos años el artista consiguió realizar cortos videos sobre ellos. En las 12 Fugas, se enlazan lecturas de textos, superposiciones de imágenes, fragmentos de vida en el estudio y en el discurrir del río, vaivenes entre variaciones (aguas) e invariantes (barcazas), sordos ruidos de las olas, guiños y gruñidos de cariño hacia sus perros... En Bocas de Ceniza, Zalamea corre a lo largo de un interminable malecón junto a la artista María Buenaventura, en un delirante y poético vaivén del tiempo frente al movimiento incesante de las aguas. El entreverar y transformar los signos, desde lo más cotidiano (risa zalameana) hasta lo más trágico (océano melvilleano), permite romper las supuestas barreras entre lo contingente y lo universal, y situarse exactamente en ese umbral penumbroso del entendimiento que Zalamea desea explorar.

En RolInvestigaciones (5')[5], emerge una recurrente "misión imposible" que el artista repite e itera en una lectura surcada de siglas ininteligibles, sobre crecientes ruidos de fondo que ahogan su voz. Desde el foco de la cámara en la boca de Zalamea, hasta las imágenes de cuerpo entero donde se le ve ensayando unas burlonas gafas negras para intentar ver lo invisible (un eclipse de sol – vaivén de aparición y desaparición que también siempre fascinó al artista), se reflejan y se superponen fragmentos penumbrosos, ya sea en los umbrales de la visión, ya sea en los umbrales del sonido. En todo ello, Zalamea rompe con nuestras cómodas seguridades e incita a desestabilizarnos, como todo verdadero creador debe propender a hacerlo.

 

2. Fantasmas

 

Las penumbras conforman el lugar favorito de los fantasmas, esos seres imaginarios sin los cuales nuestra civilización no existiría como tal. La phantasia (visión, imaginación) nos permite escapar de nuestra habitual ceguera y, desconfiando de la contigüidad casual de las apariencias, nos ayuda a adentrarnos en la continuidad honda del espectro de los phantasmata, que ayuda a completar nuestra endeble presencia en el mundo. En el Catálogo de su exposición Aperturas (2007), Zalamea indica cómo en su obra se "mezclan la irrealidad y los fantasmas" y, en un bello análisis etimológico, subraya cómo "sombrer", en francés, convoca la doble acepción de hundirse en los abismos y de explorar las sombras, ese reverso siniestro de las apariencias. Un muy bello video corto, 3 Filminutos (3')[6], muestra un "eterno amor" entre sombras fantasmales que se superponen en el espacio, en un ejercicio de veladuras y autorreferencias que multiplican la aparente objetualidad de nuestra visión. Las raíces románticas de los Zalamea –que alcanzarán su expresión más nítida en TRANZ (ver Sección 3 abajo)– se ramifican aquí a lo largo de un complejo tejido familiar, observado con cariño, ironía y un profundo amor. Las penumbras de la visión se convierten en sombras corpóreas en Escrituras (2')[7], donde observamos la espalda del artista recubierta con diversas escrituras (palabras, garabatos, tachones). La encarnación de los residuos borrosos del lenguaje en el cuerpo mismo de Zalamea muestra cómo pueden inscribirse/escribirse, en lo muy concreto, las tensiones abstractas entre lo visible y lo invisible, lo exterior y lo interior, lo presencial y lo fantasmal, lo que puede ser dicho y lo que solo puede ser murmurado. Entre lo real y lo ideal, el artista surca umbrales previamente inaccesibles. La tarea de la obra de arte, en este caso de los videos, consiste entonces en evidenciar las limitantes de nuestra percepción, ahondar en ella y permitirnos intuir una multidimensionalidad que nos supera y se nos escapa (ante nuestros "ojos ciegos", diría Tarkovski).

Sortilegios (5')[8] penetra, con mayores variaciones y alteraciones, en el hondo espectro de lo fantasmal. Una sofisticada combinación de lo caduco (objetos decrépitos, ollas ruinosas, ruidos golpeados), lo diagonal (visiones verticales y horizontales de una mesa que en apariencia se mueve sola y que en realidad Zalamea, oculto, carga en sus hombros mientras camina a gatas), lo residual (luchas entre lo orgánico y lo inorgánico, inversiones temporales en el video), lo vibratorio (lámpara titilante, resonancias sordas), muestra cómo una cierta vida de los objetos se superpone con nuestra vida usual. Convocando el final del Stalker de Tarkovski, donde la mirada de la niña mueve mágicamente los vasos sobre una mesa, Sortilegios invita a una crítica poética de nuestras aparentes certezas. Cualquier lectura positiva, analítica, sensorial, de nuestra "realidad" resulta no ser más que un aspecto (usualmente pobre) de entornos mucho más complejos, donde lo negativo, lo sintético, lo ultrasensorial, expanden nuestro lugar en el mundo.

No en balde, Kurt Gödel, sin duda el lógico matemático más importante de la historia (y que no puede por tanto ser acusado de "divagar"), pasó muchos de sus últimos años intentando demostrar (por supuesto, sin éxito) la presencia de una multitud de fantasmas que completarían nuestra realidad. Sin la perseverancia de Gödel y sin su hondo acumen analítico, recorriendo otros registros, Zalamea se sumerge –como en sus múltiples ballenas que evocan Moby-Dick– en ese ámbito elusivo de lo fantasmal/fantástico. Sus lecturas de Lovecraft en los años 70, con sus primeros dibujos propulsados por las fantasías de Cthulhu, muestran su natural propensión por abordar una extensa phantasia, cuya riqueza los videos consiguen en parte captar. El "ir más allá" puede ser considerado un proceso esencial de su mirar, un saber transmoderno y contemporáneo, muy presente en todas sus exposiciones colectivas y en su tarea docente. Los videos "van más allá", rompen nuestros diversos pisos, abren grietas –juguetonas y trascendentes a la vez– para escapar de las normas, los dogmas, las verdades impuestas. Con ello, la incisiva plasticidad de los videos de Zalamea consigue completar una obra elástica, no rígida, abierta a una constante experimentación –de fondo y de forma–. Una arquitectónica multidimensional integra entonces sus dibujos, sus grabados, sus pinturas, sus instalaciones, sus videos, apuntando a una incesante ramificación de la phantasia y a una plena integración de los fluctuantes enlaces dialécticos entre abstracción y concreción, fantasmagoría y residuación.

 

3. Residuos

 

Un modo natural de resaltar la presencia abstracta de los fantasmas consiste en intentar revelar sus trazas, sus residuos, en el correr de los días. Como escribe Zalamea en su guión Naufragio para la eventual animación de un corto Kinema (no realizado), una vez se procede a una "inundación de la Plaza" y "el mar ocupa el espacio", el Congreso-Titanic "se va inclinando (...) y hundiendo", y, en medio de "escenas irreconocibles, oscuras, movimiento y circulación de formas depredadoras", se observa la "desaparición del edificio" en el "Océano (real, azul oscuro profundo)" (ver Figura 1). De esta manera, en el entorno de la ausencia ("toma prolongada", "calma"), los residuos invisibles del trasatlántico, hundidos en lo profundo –abstracción fantasmal–, atestiguan el "caos" y la "aceleración" del repetido despojo institucional –concreción "sincopada" y "amenazante"–. 

Figura 1Guión Naufragio para video Kinema

Figura 1

Guión Naufragio para video Kinema

 

Los residuos de aquello que se nos escapa –presencias de fantasmas en las penumbras– adquieren su expresión más bella e incisiva en el largo video de Zalamea, TRANZ REM (22')[9]. Dividido en tres partes, el video ofrece primero diversas transposiciones de imaginerías sombrías (lunas, sueños, Isla de los Muertos, mares, rocas, rostros), que se enlazan irónicamente con juegos disparatados (ajedrez reminiscente de imágenes de Drácula, caminatas con esculturas mordaces de sus alumnos: Venus de Milo Roja de Rodolfo Galindo, Columna Griega de Miler Lagos), ofreciendo un contraste ligero, una apertura liviana, entre lo siniestro y lo sarcástico. La segunda parte invoca la partida de ajedrez con la Muerte en el Séptimo Sello (Bergman 1957), introduce inversiones sordas de los acrónimos REM / MER, convoca el tema principal de la utopía y el fracaso, juega con tentáculos de pulpos, velos y superposiciones. La tercera parte emprende variaciones e iteraciones de los temas principales mostrados en las dos partes anteriores, se sumerge en la dialéctica irresoluble del control racional (ajedrez) y el descontrol onírico (fantasía), recuerda a Hitchcock, lanza la frase central "no entiendo nada" y termina con imágenes perturbadoras de la muerte (palma recortada, collie masticando carne cruda). El colofón del video destroza nuestros prejuicios usuales: "Transposición puede ser reproducido, cortado, reensamblado, copiado, intervenido, por cualquier medio electrónico, sin previa autorización de los autores". La libertad y la plasticidad del artista y de sus espectadores alcanzan una verdadera y potente plenitud.

Un texto inédito de Zalamea ofrece algunas pistas de interpretación:

Figura 2Manuscrito para Transposición (luego TRANZ, luego TRANz)

Figura 2

Manuscrito para Transposición (luego TRANZ, luego TRANz)

El prefijo esencial "TRANS" (= TRANZ = TRANz) evoca el tránsito entre lo concreto y lo abstracto, lo visible y lo invisible, lo residual y lo fantasmal. Desde la "farsa" y desde la acción "fallida", la dupla "amor"/"horror" encarna en formas de "fracaso deliberadamente buscado y controlado". En el fragmento improvisado, en la ruina, en el resto, en el residuo, se evoca un Todo que nos elude –en cierta forma, de manera independiente, Zalamea se acerca así a una metodología similar a la del Atlas Mnemosine (1924-1929) de Warburg–. El montaje y el ensayo (reminiscentes también de Valéry, Florenski, Benjamin) gobiernan la visión. Allende un punto de vista privilegiado, la multiplicidad de las perspectivas –permeadas por el humor– ofrece una crítica "toma de posición ante la actividad artística". Con ello, Zalamea representa, en la imagen viviente de sus videos, sus enseñanzas mismas de vida. Atento a una irreducible libertad, encarnada en la paradójica tensión del distanciamiento irónico y la cercanía cariñosa, Zalamea siempre ayudó a romper moldes, a ejercer sanas lecturas críticas, a ampliar sin prejuicios las limitantes de nuestra visión.   

Referencias.

Videos.

 Cortísimos.

·         Manaos (4 x 10'')

·         Proyecciones – TRANZ/UMBRA (6 x 15'')

 Cortos.

·         3 Filminutos (3')

·         12 Fugas (3')

·         Bocas de ceniza (2')

·         Escrituras (2')

·         RolInvestigaciones (5')

·         Sortilegios (5')

 Largo.

·         TRANz REM (22')

Materiales complementarios.

o   Catálogo Exposición Aperturas (2007)

o   Catálogos Exposición TRANZ 1 (2007-2008), TRANz 2 (2009)

o   Imágenes Exposición Umbra

o   Guión Naufragio para animación Kinema (no realizada) (Revista Errata No. 5, 2011)

o   Manuscritos inéditos (para Kinema y para TRANz)


(*) Departamento de Matemáticas, Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Marzo 2021.

Web: https://unal.academia.edu/FernandoZalamea. Mail: fernandozalamea@gmail.com.

[1] Agradecemos a Julián Zalamea la recuperación y transcripción de este texto, así como, en general, su cuidado,  recuperación y edición de los videos de su padre.

[2] Cámara, realización y montaje, Julián Zalamea.

[3] Realización y montaje, Julián Zalamea.

[4] Con María Buenaventura. Cámara de Elkin Calderón. Edición final de Gustavo y Julián Zalamea.

[5] Cámara, realización y montaje Julián Zalamea.

[6] Con Uxoa Landaburu y Julián Zalamea. Cámara de Emiliano Zalamea. Montaje de Julián Zalamea.  

[7] Cámara de Julián Zalamea.

[8] Cámara y realización de Julián Zalamea.

[9] Con Carolina Villate y Julián Zalamea. Cámara, realización y montaje de Julián Zalamea.